
Vía Dolorosa y Camino de la Cruz de Federico Cantú
Exposición que a partir del 25 de noviembre de 2011 y hasta el 15 de febrero de 2012, se exhibirá en el Museo Tomás y José Chávez Morado en Silao, Guanajuato, y estará integrada por cerca de 60 obras del artista originario de Cadereyta, Nuevo León y que pertenecen a la Colección Cantú y de Teresa.
Federico Heraclio Cantú Garza (1907-1989) inició su camino pictórico desde muy niño, en San Antonio Texas en 1918, Federico dedicó su vida entera a la pintura. En 1922 ingresó a la Escuela de Pintura al Aire Libre de Coyoacán, dirigida por Alfredo Ramos Martínez y en la que participaron también Fernando Leal y Jean Charlot entre otros. Y fue Ramos Martínez el fundador de las EPALs, quien le recomendó a Cantú viajar a París y estudiar las nuevas corrientes artísticas. Se instaló en la capital francesadurante la década 1924-1934. Trabajó en el taller del grupo de españoles cercanos a Pablo Picasso: José De Creeft, Mateo Hernández, Gines Parra, Joaquín Peinado y José Moreno Villa.
A su regreso a México, en 1933, pintó Vida y muerte del Arlequín en el Bar Papillón, en donde también Roberto Montenegro realizó decoraciones. Cantú se incorporó al grupo de artistas que conformaron la llamada Escuela Mexicana de Pintura junto conDiego Rivera, el ya mencionado Montenegro, Carlos Mérida, FridaKahlo, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco, José Chávez Morado, David Alfaro Siquerios, Pablo O’Higgins, Xavier Guerrero, por mencionar a algunos.
En 1937 se instaló en Nueva York por cuatro años. Regresó a México en 1942. Fue uno de los fundadores de la Escuela de Grabado, Pintura y Escultura La Esmeralda en la que impartió cátedra, al igual que muchos de sus contemporáneos. También dictó cursos en diferentes universidades de Estados Unidos.
Su producción mural y de caballete transita en temas de arte sacro, de la mitología y de la historia. Su último mural lo realizó en1988 y la dedicó a la memoria de su amigo Alfonso Reyes. Federico Cantú Garza murió en la ciudad de México, el 29 de enerode 1989, último domingo de ese mes, y sus restos yacen al pie de los frescos de su mural Dios Padre (1959) y el Camino de la Cruz (Via Crucis) y del que hoy presentamos a ustedes los dibujos, conjuntamente con grabados, óleos y esculturas de la serie Vía Dolorosa.
Justo es decir que también realizó una considerable y significativa creación muralística: Los Ángeles músicos, La Tira de la peregrinación azteca, Los Informantes de Sahagún, La Caída de Troya, La Caída de Tenochtitlán y Caprichosa fortuna. Mientras que en escultura monumental destacan sus piezas: La maternidad(símbolo del IMSS), Las enseñanzas de Quetzalcoatl y Las enseñanzas de cura Hidalgo.
Los ejes temáticos de esta muestra son : I. Pintura al temple, II. Vía Crucis, III. Proyecto vitral, IV. Escultura Ángeles Cariátidesy V. Grabado sacro.
Con las piezas que se exhiben de Cantú sobre arte sacro redescubriremos a un extraordinario artista universal nacido en 1907 en Cadereyta de Jiménez, Nuevo León, que fue testigo del tránsito del clasicismo a la modernidad, y un decidido promotor del arte y la cultura mexicanos en el extranjero. Cantú aprehendió y asimiló las enseñanzas y los postulados de las tres escuelas artísticas más importantes del siglo XX: la Escuela de Paris, la Escuela de Nueva York y la Escuela Mexicana de Pintura.
La presentación de la Vía Dolorosa y Camino de la Cruz, dará cuenta del dominio técnico, pero sobre todo expresivo de Cantú, y lo comprobaremos con la selección de hermosas obras de excelente factura, algunas realizadas al temple, otras al óleo, grabado en buril o en escultura en metal, lo que nos anuncia los alcances plásticos de este neoleonés, cuyo mayor compromiso fue con el arte. Por ejemplo, su obra Descanso en la Huída a Egipto y Madona, ambos temples formaron parte de la primera exposición de Cantú en Los Ángeles California, en 1929, así como el óleo Autorretrato como Lucifer, 1927, Susana y los viejos, 1955.
La estructura curatorial de esta muestra se centra en el Via Crucis en el que los proyectos para vitrales son los protagonistas, así como las dos obras para los reclinatorios: Codero místico y San Juan. Todas estas piezas fueron anteproyectos para las decoraciones de la Capilla de los Misioneros de Guadalupe, luego Seminario de Misiones, hoy capilla de la Universidad Intercontinental (UIC), en la Delegación Tlalpan. Cabe añadir que un número significativo de su obra religiosa forma parte de las colecciones del Museo Vaticano, y por ello Cantú es considerado un importante exponente de la pintura sacra.


Insistimos en que esta exposición revela una parte del desarrollo técnico y plástico de Cantú y muestra la calidad y expresividad de la línea del pintor, muralista, grabador y escultor mexicano que en 1958, después de realizar los murales de la Pinacoteca Virreinal y del Museo Regional de Morelia, fue invitado por Benito Coquet, entonces Director del Instituto Mexicano del Seguro Social, para sumarse al proyecto de decoración mural de los edificios del IMSS, dotándolo así a esa institución de su propia identidad artística, pues todos reconocemos a “Nuestra Señora del Seguro Social” en el logotipo del IMSS.
El visitante encontrará en la primera parte de la muestra, la I. Pintura al temple, que el artista realizó desde 1928, cuando decidió probar fortuna en Los Ángeles, California, y de ahí surgieron importantes obras al temple, en recuerdo de una temática renacentista como: Madona (1928-1929). El pintor afirmó que “mis primeros temples fueron mi obra preparatoria para llegar a la pintura al fresco”.
Para fines de 1929 Cantú presenta la primera gran muestra retrospectiva de su obra temprana iniciada en Montparnasse, la cual fue inaugurada por el fundador de la Secretaría de Educación Pública: José Vasconcelos.
En el segundo eje temático II. Vía Crucis, el espectador se acercará a los dibujos preparatorios que realizó en 1958 para el mural en la capilla de los Misioneros de Guadalupe (UIC), momento en el que el arte sacro de Cantú estaba ya consolidado: pues ya había pintado el Mural de Pasadena California (1928), el Mural de la Parroquia neogótica de San Miguel Allende (1943), el Mural de la Iglesia de la Purísima, en Monterrey, Nuevo León,(1947), el fresco Los Ángeles Músicos para la Pinacoteca Virreinal en la ciudad de México (1948-1958) y numerosas obras para las colecciones del Museo Vaticano (1955 – 1963).
En cuanto al eje III. Proyecto vitral, podemos afirmar que animado por el arquitecto José Villagrán García, Cantú diseñó una serie de vitrales para la capilla de la UIC, con temas como la Anunciación, la Natividad , la Huida a Egipto, San Lucas pintando a la Virgen, el Bautismo de Cristo, Tempestad, la Multiplicación de los panes y los peces, la Entrada de Cristo a Jerusalén, el Huerto de los olivos -Getsemani-, La Cena, San Marcos, Pietá. En esta sala presentamos la Natividad.
El tema IV. Escultura Ángeles Cariátides, nos muestra la gran calidad técnica y formal que alcanzó Cantú en su obra escultórica; un sinnúmero de relieves que durante su desarrollo creativo fue realizando para integrarlos a los diferentes proyectos murales en iglesias, como la de La Purísima en Monterrey, Nuevo León y la Parroquia de San Miguel Allende, Guanajuato. Para esta exposición presentamos cuatro obras de Ángeles Cariátides, que nos refierenal paso de Cantú por la Escuela de Paris y por el taller del escultor español José De Creeft.
En la sección V. Grabado sacro, Cantú es considerado como uno de los grandes maestros del buril en el siglo XX, y su producción se cuenta en más de doscientas placas de cobre, acero, oro y plata grabadas con una gran maestría, por lo que las piezas que se integran a esta muestra aborda temas como Moisés rompe las tablas, Cristo llorado por los ángeles, Dios Padre creador, Temas de la Letanía Lauretana, Tobías y el ángel, La Cena. Y por último se incluyó un fragmento de la obra Quinteto de Ángeles Músicos, pintada al fresco en la residencia de Benito Coquet, en 1950.
Cantú accedió a los barrios parisinos que los grandes artistas europeos, americanos, asiáticos, radicados en la denominada “Ciudad Luz”, frecuentaron desde las primeras décadas del siglo XX, por ejemplo Montmartre, el Barrio Latino, pero sobre todo Montparnasse; desde el primer momento fue reconocido como uno de los mejores grabadores del siglo XX. Cantú afirmaba: “si mi primer acercamiento a la pintura mural fue en el los pizarrones de la escuela en San Antonio Texas en 1918, el grabado al buril me sirvió como ejercicio preparatorio para gran parte de mis frescos”.
Por problemas de espacio ya no se pudieron exhibir los dos proyectos para vitrales realizados para el Seminario de Misiones, actual Universidad Intercontinental, pero decidimos incluirlos en el catálogo para que el visitante o lector aprecie más cabalmente la creación de este reconocido pintor neoleonés, Federico Cantú Garza a través de la destreza de su dibujo, el dominio cromático, compositivo y formal que alcanzó y que nos legó en sus obras dotadas de una gran plasticidad, fuerza expresiva y carga emotiva,
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